Uno de los grandes hallazgos de nuestros tiempos parece haber sido la diferenciación entre la capacidad intelectual de una persona y su inteligencia emocional, cuyos factores se encuentran perfectamente explicados en la obra del mismo nombre de David Goleman, Inteligencia Emocional, disponible online gratis en pdf. Como sus utilidades son múltiples, hoy hemos decidido dedicarle este post a la inteligencia emocional que nos ayudará en las relaciones de pareja, en el trabajo o a superar una depresión entre otras cosas.
Lo primero que cabe tener en cuenta es que las emociones son nuestro impulso hacia una acción, pues estas de forma instintiva nos conducen a reaccionar de una u otra forma dependiendo del impulso y de la emoción en concreto. Claro que con los años vamos aprendiendo a controlar dichas reacciones hasta el punto de reprimir muchas de ellas. Por ejemplo: un bebé llora en cuanto se lastima, pero el adulto sabe contener las lágrimas si no es grave.
Ante este control de las emociones, los seres humanos llegamos al punto equívoco de creer que nuestra propia racionalidad prima por encima de nuestras emociones, cuando luego nos encontramos perdiendo el control y dejando que las emociones nos lleven a soltar palabras que jamás diríamos por fuerza de la razón. Así, vemos que aunque el intelecto y la inteligencia emocional parezcan funcionar de forma individual, también hay ocasiones en las que se presenta una interrelación entre ambos.
¿Para qué sirve entonces la inteligencia emocional? Esta es la encargada de motivarnos, perseverar, mantener a raya nuestros impulsos, entender los sentimientos de los demás, gestionar adecuadamente nuestras relaciones, regular nuestro estado de ánimo, confiar en los demás, empatizar y hasta manejar los momentos de enfado y angustia de forma apropiada, entre muchas otras cosas.
Es importante tener en cuenta que dentro de la propia inteligencia emocional personal podemos hacer distinción entre dos tipos: la interpersonal, gracias a la que entendemos a los demás, y la intrapersonal, que es la que hace que mantengamos nuestra propia imagen de forma fiel y verdadera. De este modo, se distinguen cinco habilidades emocionales imprescindibles: conocer nuestras propias emociones, controlarlas, motivarnos a nosotros mismos, reconocer las emociones de los demás y controlar las relaciones. Cabe destacar que estas también son importantes en el ámbito intelectual, puesto que también presentan relación con la toma de decisiones. Por ejemplo: a la hora de escoger con quién vamos a casarnos.
Por supuesto, estas habilidades pueden adquirirse de forma intencionada e interiorizarlas nos ayudará a mejorar en todos los ámbitos de la vida, tanto en el afectivo, como en nuestras relaciones personales y hasta en nuestro propio trabajo, llevándonos hasta el punto de conseguir el éxito que ansiamos gracias a la automotivación que nos proporcionamos a nosotros mismos.
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Foto vía: viosionycoaching
Valeria Rubio
Sexóloga con más de una década de experiencia con un enfoque empático y accesible. Combina su formación académica con una pasión genuina por ayudar a las mujeres a explorar y entender su sexualidad de manera saludable y positiva.