La prueba fue inventado por el médico griego Georgios Papanikolaou y consiste en un examen y citología de las células situadas en la abertura exterior del cuello uterino para proceder a su examen mediante un microscopio con el fin de detectar posibles anormalidades. La prueba tiene por objeto detectar cambios potencialmente precancerígenos (llamados neoplasia intraepitelial cervical (NIC ) o displasia cervical, que generalmente son causados por el virus del papiloma humano de transmisión sexual (VPH).
La prueba de Papanicolaou se hace generalmente durante un examen pélvico. Luego, el médico comprueba la salud de los órganos reproductivos (como la vagina, el útero y los ovarios) y se usa también para diagnosticar la presencia de otras enfermedades de transmisión sexual.
La prueba Papanicolau sigue siendo hoy en día un sistema muy eficaz y ampliamente utilizado por los médicos para la detección precoz del cáncer y precáncer de cuello uterino. También permite diagnosticar defectos e infecciones en el endocérvix y endometrio.
En general, se recomienda que las mujeres que tienen relaciones sexuales se sometan con carácter regular a la prueba de Papanicolaou cada año, durante un periodo consecutivo de tres años. Si los resultados de la prueba son negativos, puede disminuirse la frecuencia de la prueba a periodos de tres años o de cinco años. Si los resultados son anormales, y dependiendo de la naturaleza de la anomalía, la prueba se puede repetir con mayor frecuencia, cada seis meses; y en el caso de que haya factores de riesgo (hereditarios, infecciones o historial del paciente) se recomienda realizar la prueba cada año.
Valeria Rubio
Sexóloga con más de una década de experiencia con un enfoque empático y accesible. Combina su formación académica con una pasión genuina por ayudar a las mujeres a explorar y entender su sexualidad de manera saludable y positiva.